Una vez tengas a tu perro, éste pasa a formar parte de tu día a día y educar a nuestro perro puede ser una tarea difícil, pero tranquilo, con un poco de ayuda y esfuerzo, pronto notarás la diferencia.

Presta atención a tu perro.

Observalo con atención, para poder reconocer sus necesidades necesitas saber como se comporta ante ciertas situaciones y cuáles son sus expresiones, aprender a mejorar el comportamiento de tu amigo va de la mano sobre lo mucho que le conoces.

Sus necesidades son importantes.

Todos queremos que nuestro amigo peludo tenga una buena conducta y un bienestar equilibrado para que goce de buena salud y esté feliz, para ello debes prestar atención a sus necesidades diarias, como pasear, jugar, tener mucho contacto físico contigo… Aún así, cada perro en un mundo, independientemente de la raza que sean, dedícale tiempo, eso sin duda os hará más cercanos y os llevará a conoceros un poco mejor el uno al otro.

¡A hacer amigos nuevos!

Los peludos son muy sociales entre ellos, así que no es extraño que sientan curiosidad hacia otros perros, deja que interactúa con otros perros cuando esté por la calle.

Una buena alimentación.

A veces la mala conducta de tu perro puede deberse a algo tan sencillo como una alimentación poco adecuada para él, cuando vayas a comprar su comida, piensa bien lo que decides darle, pues una nutrición completa y equilibrada con todos los nutrientes necesarios para tu amigo podría ayudar a mejorar su comportamiento y que cambie a uno mejor.

A ejercitarse.

Algunos perros tienen mucha energía, por lo que necesitan hacer más ejercicio de lo normal, quizás su mal comportamiento se deba a que no hace el ejercicio suficiente, no sólo ayudará a su comportamiento, sino a su desarrollo intelectual, sus destrezas y habilidades.

La importancia del refuerzo positivo.

Los puntos anteriores podrían ayudarte aquí. Quizás ya usabas este método, pero los premios y recompensas son perfectos para premiarlos cuando se porten bien son perfectos para modificar la conducta de tu perro, si ya sabes las cosas que le gustan, será mucho más fácil.

No a los juegos bruscos.

A veces tu perro podría emocionarse demasiado y tender a comportamientos demasiado bruscos mientras jugáis en el parque, casa o calle, en estos casos debes corregirlo, para el juego y dile un rotundo no, sin gritos ni de forma violenta. Así le dejarás claro que ese tipo de comportamientos no te gustan ni lo vas a permitir en vuestros juegos.

Relajación y tranquilidad.

A nadie le gustan los conflictos, huye de gritos y conductas violentas, ya que éstas sólo conseguirán agitar a tu amigo peludo, incluso podría llegar a agravarlas. Háblale de forma tranquila, si ves que está relajado, puedes aprovechar para darle mimos para que lo esté aún más, seguro lo agradecerá.

¡No, es no!

Da igual lo básicas que sean las normas que le hayas impuesto, es importante que siempre las siga, para ello, todos los miembros de tu hogar deben estar de tu lado en este aspecto, pues tu perro se sentirá muy confundido si se le permite romper una norma a veces sí y otras no.

Controla sus impulsos.

Para que tu perro pueda gestionar mejor sus emociones, debes enseñarle a controlar sus impulsos, pues así podrá enfrentarse a situaciones estresantes de una forma más tranquila. Algunos ejemplos donde tu puedes contribuir son como no abrir la puerta hasta que no esté atado, que se siente antes de salir a la calle, antes de comer o incluso que se siente antes de saludar a las visitas.

Aquí sólo te ponemos un pequeño listado para tratar de ayudarte, pero hay muchos otros consejos para que, poco a poco, la conducta de tu peludo. Eso sí, si detectas algún problema grave, situaciones incontrolables o conductas extrañas no dudes en acudir a un adiestrador o veterinario para que te ayude en el proceso, ¡un buen profesional podría ayudarte para mejorar ese tipo de situaciones difíciles!

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