¿Arnés? ¿Collar? Difícil decisión. Como siempre, te damos algunos datos para que puedas decidir por ti mismo.

Los collares para perros se han utilizado toda la vida y no pueden ser más sencillos, ya que tan solo hay que ajustarlos al cuello del perro. Cuidado, hay que asegurarse de que el collar está bien ceñido, pero sin apretar.

En el arnés la fuerza se reparte en varios puntos y no solo en el cuello. Por eso se ha dispuesto como obligatorio el arnés para llevar a los perros anclados al cinturón en los trayectos en coche. Es la opción más segura. Un perro que tira en exceso se estará apretando la garganta, con lo que es más probable que sufra accesos de tos o ahogos.

Los collares y los arneses corren el riesgo de engancharse, sobre todo si dejamos que el perro deambule solo por zonas boscosas, alambradas, etc.

El arnés permite que el perro logre un mayor impulso si quiere tirar o correr, lo que podría hacer que personas de más edad, menos fuerza o niños acabasen en el suelo.

Los collares se regulan muy fácilmente.

El arnés cuenta con la ventaja de que en ningún caso va a apretar el cuello.

Perros que necesitan collar

  • Perros de carácter tranquilo.
  • Perros que acostumbran a pasear a nuestro lado.
  • Ejemplares de edad avanzada.
  • Casos en los que hay alguna restricción de la movilidad, como en los postoperatorios de intervenciones de traumatología o incluso de castraciones.
  • Personas con menos fuerza.

Perros que tienen que ser paseados con arnés

  • Perros con problemas respiratorios que no deben recibir ninguna presión en la tráquea.
  • Perros con alguna lesión en el cuello.

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